Nacimos conectados
por la adicción
de consumir cenizas
de un dios con estigmas dorados.
Formamos parte
de la narcotizada
audiencia que suplica
su dosis de resurrección
alimentándose de los pezones
de una famélica luz
en un desierto donde nuestro cráneo
es el oasis de los buitres
y los muertos son hombres
que no recuerdan nada.
lunes, 23 de noviembre de 2009
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6 comentarios:
Las conexiones con las que nacemos suelen ser asombrosas. Ese final es realmente estupendo, Emilio.
Un besote
MArian
Yo creo que los ateos tienen más esperanza, porque nadie les enseñó a esperar algo más....no lo necesitan.
Siempre me llevas a arenas movedizas......muaaaaa
Coincido totalmente con Marian
"y los muertos son hombres
que no recuerdan nada."
Impresionante.
De quitarse el sombrero, Emilio.
Te digo lo que alguna vez leí: gracias por compartir.
ufffffffff, del putas!!!!!
Que bueno es este poema pedazo de cabrón.
nada de pedazo, cabrón entero.
Y monstruo, de la poesía made in Emilio.
Me has dejado alterado con este poema.
Un abrazote.
Joan
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