jueves, 30 de abril de 2009

CONFIESO QUE APOSTE...

Confieso que aposté
por la debilidad de la carne
dejándome llevar por los
pensamientos de mi polla
y pensé en calmar el espíritu
ahogándolo con cualquier vicio
que tuviera al alcance de mis manos
sabiendo como lo dejasteis clavar
en la cruz, proclamando el falso amor
como un remedio para todo
pasando a cuchillo la noble libertad
como soldados victoriosos.

Confieso, que no me importa
vuestra bendición,
ni vuestra cobardía conflictiva.

Insignificantes criaturas a la espera de que
el enigma de vuestra fe mueva montañas.

No significáis nada para mí,
porque cada vez que tengo
ganas de asesinar a alguien

pienso en vosotros,

sábado, 25 de abril de 2009

ADORABLE POETA

¿De verdad te crees
el anfitrión en la fiesta
de las musas,
el único capaz de sodomizarlas
elegido para la ordalía del amor?

¿Un adorable poeta que
encanta mariposas con el lenguaje
de la sorpresa?

¿Un auténtico maestro
de la carne bendecido
por la pureza vegetariana
que presume de sus pequeñas
heridas en las guerras del corazón?

lunes, 20 de abril de 2009

EL POEMA SOSPECHA...

El poema sospecha
que el autor jamás revelará
su oculta identidad,
que no será juzgado
por buscar inútilmente en sus
cicatrices algún resto de belleza.
ni pagará por el atrevimiento
de defender sus versos.

Que tal vez sea delatado cuando
intente violar la dignidad
de la palabra con mentiras
en algún rincón apartado de la luz
simulando asesinarse con
sobredosis de poesía.

Que antes de decir la verdad
morirá premeditadamente en su asedio.

miércoles, 15 de abril de 2009

EMERGEMOS...

Emergemos de la tierra
de los sueños,
en los residuos de la luz
y el enigma de la carne
buscando amparo
en el universo oculto
de la palabra
y su oscuro oficio,
adictos a su geometría
nos adentramos para
habitarla

y al pronunciarla

nos pertenece el narcótico
perfume de la flor del poema.

lunes, 6 de abril de 2009

DICEN...

Dicen que hay poemas
que pueden devolverle
la vida a un hermoso cadáver
vertiendo simplemente su sangre
sobre él…

Dicen que el tiempo
se puede detener
en los recintos de la memoria,

pero aún así,

los sádicos relojes,
siempre estarán aquí
para recordarnos nuestra
vanidosa mortalidad.