jueves, 30 de abril de 2009

CONFIESO QUE APOSTE...

Confieso que aposté
por la debilidad de la carne
dejándome llevar por los
pensamientos de mi polla
y pensé en calmar el espíritu
ahogándolo con cualquier vicio
que tuviera al alcance de mis manos
sabiendo como lo dejasteis clavar
en la cruz, proclamando el falso amor
como un remedio para todo
pasando a cuchillo la noble libertad
como soldados victoriosos.

Confieso, que no me importa
vuestra bendición,
ni vuestra cobardía conflictiva.

Insignificantes criaturas a la espera de que
el enigma de vuestra fe mueva montañas.

No significáis nada para mí,
porque cada vez que tengo
ganas de asesinar a alguien

pienso en vosotros,

7 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

Cualquiera te chista! el desprendimiento de ese sostén que implica la aceptación ajena es siempre sabio.

Un abrazo
Marian

Claudieta dijo...

Fijate, que este poema no me ha parecido uno de los tuyos.......
Pero me ha emocionado mucho y me ha dejado traspuesta.......llevo una tarde........que o me como algo con chocolate o me suicido jejejeje, un beso guapo

Bibiana Poveda dijo...

Confieso, que no me importa
vuestra bendición,
ni vuestra cobardía conflictiva.

no quiero que me matés, emilio.
no quiero dejar de leer tus textos, tampoco.
además quiero que me aceptes, me quieras, me idolatres... jajajajaja!
y sos un hijode...
y yo te abrazo!

Poesía para olvidar dijo...

como siempre compadre, es excelente tu poema
es un placer enorme pasar por acà

u abrazo

Joan Tristany dijo...

No sé que droga te tomaste para escirbir este poema donde aparece la palabra polla y cruz y parece que hagas un traspies y te recoloques los pensamientos que pasen de un intento de justificarte a una intento de asesinar.
No se si me explico porque yo no me he entendido nada
pero no sabes como me ha gustado tu poema cabronazo
un abrazo
joan

Clarisa Vitantonio dijo...

Me encantó el poema y ese "no me importa" sobre el otro. Llegar al extremo transitando caminos incluso opuesto. Genial.
Abrazos

Anónimo dijo...

Ese desprecio, ese dolor que se siente por lo absurdo, por lo incomprensible, por lo inaceptable. Genial Emilio.
Un abrazo.