Buscamos pequeños escapes,
burdeles en la carretera
del desahogo.
Cuerpos desnudos poseídos
por la carne rabiosa
de nuestra erección,
sexo en el precipicio ambulante
donde arrojar el preservativo
de la sabiduría con el blanco
esperma purificado.
Descansar en un hogar
junto al infierno
de la paciencia
y vomitar secretos
que compartir con los astros.
Imaginar deseos creciendo
violentamente como tumores
celosos.
Entregar el corazón como un
pequeño regalo a la muerte cotidiana
Prepararnos en la ausencia del dolor
levantando sus pesadas cruces de pasado
como un ejercicio de fakir
con la seguridad resbaladiza
de toda consciencia
asumiendo nuestra derrota.
jueves, 2 de julio de 2009
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6 comentarios:
Hay que escapar siempre por alguna rendija para no asfixiarse......no todo el mundo sabe escapar.......
Un besito
IMPRESIONANTE!!
Para mi gusto uno de los mejores que te he leído:
-burdeles en la carretera
-la carne rabiosa
de nuestra erección
-precipicio ambulante
donde arrojar el preservativo
de la sabiduría con el blanco
esperma purificado.
-junto al infierno
de la paciencia
-deseos creciendo
violentamente como tumores
-levantando sus pesadas cruces de pasado
DESEOS CRECIENDO VIOLENTAMENTE COMO TUMORES.
Pocas palabras más que añadir.
Te creces cada día más Emilio, y es un placer seguir abriendo los ojos hasta que se salgan de las órbitas para disfrutarte.
Un abrazote
Marian
El Emilín que generoso comenta con gracia cada poema, se vuelve un pensador de la vida-muerte. Tu voz se alza, cada vez más con la profundidad de la vivencia y el golpe de la imagen.
Buscamos... sí, para no terminar de morir, aunque ya sabemos el final.
Excelente, cumpa.
Mi abrazo y admiración!
Yo tengo una especie de horificio vagabundo también, se llama vida. Ahí usan y tiran los condones usados mis recuerdos.
Qué oscuro oficio es el de alquimista de la palabra.
Tu arte es complejo.
Un abrazo.
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