El poema sangra
como un animal radiante
que muere en su jaula de oro,
no para revelarse
como una profecía
o suplicar clemencia
a los ojos del gran
cazador sagrado,
no para morir en los brazos
sin vida de esta muda página.
Tan solo ofrece
su ajado cuerpo
como alimento
a la voracidad del olvido.
eas66
sábado, 22 de noviembre de 2008
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2 comentarios:
Saben que se entregarán en manadas al sacrificio, pero es lo que menos importa. Estoy seguro.
Saludos.
La vanidad del poeta es un buen sacrificio para ofrecer a la criatura del olvido. Son solo palabras condenadas al silencio. creo yo, no sé je je je ,
Saludos
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