Las palabras han empezado
a comprenderme,
a tener paciencia y tomarle
el pulso al dolor
mientras vomito la bilis
de mis fracasos en el pozo
amable del poema.
Porque sé que existe una rebelión
a la vuelta de la esquina de cada victoria.
Porque recurro fácilmente al suicidio
y sobrevaloro mis pequeños
esfuerzos seducidos
por alguna causa noble sin importancia.
Porque sé que ninguna
de las religiones que intentan venderme
me ofrecerá el paraíso que yo deseo.
jueves, 7 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
10 comentarios:
da puteria y tristeza, vivir al lado de tanta inconsciencia e ignorancia.
un abrazo amigo
Sencillamente brutal, Emilio (aunque las palabras empezaron a comprenderte hace ya mucho...)
Un abrazote
Marian
Aquí uno que anda de revuelta en revuelta, sin victorias. Sin religiones. Sin palabras. Y sin vómito, que te envidio.
Y a ti, gracias por compartir esos poemas.
Sinceramiento es lo segundo que ocurre (como aquí), es como inaugurarse un río ¿no?
Tus palabras te entienden y yo las entiendo.
Sólo el ignorante vive esclavo de lo que ignora......
He pasado un ratito contigo, muaaaa
Vuelve, Emilio.
A tus blogs, quiero decir...
Un saludo.
Bom Domingo. Vim conhecer seu Blog.
Beso
Jacque
Cuan dorada es tu tristeza.
El poema es la vida misma, sin adornos sin escondirjos.
me ha gustdo, vaya si me ha gustado.
Pero donde te has metido cabronazo.TU si debes tener un escondrijo, a ver si sales.
un abrazote campeón.
Joan
Le echo de menos, amigo Emilio. Vuelva!!!
Publicar un comentario